jueves, 14 de octubre de 2010

MEDICINAS PARA EL ALMA

El limpiador de tu alma es el perdón
Deberás usarlo todo el tiempo, apenas veas impurezas, aplícalo. No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado. El resultado será que en paz te acostarás y así mismo dormirás y tu sueño te sustentará.
La hidratante de tu alma es la oración.
Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchita.
Así, si no oras, tu alma se reseca, pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor.
La tonificante de tu alma es la alabanza.
Cuando alabas a Dios y vuelves a El tus pensamientos, cuando te olvidas de ti mismo, sin egoísmo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti gozo.
Tu alma necesita el aliento de la palabra de Dios.
Cuando te alimentas con la palabra, la debilidad y la confusión desaparecen. Serás como un árbol plantado junto a corrientes de agua.
El protector de tu alma es la coraza de la fe.
Con la fe te protegerás de las inclemencias de la vida, mirarás por encima de las circunstancias y pasarás victorioso en medio de la prueba.
A través de ti, moverá montañas y alcanzarás a otros para gloria de Dios.
Si usas a diario estos productos de belleza, tu alma se mantendrá limpia y tu corazón será puro. Te saciarás de bien, y te rejuvenecerás como el águila.

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